La energía eólica aprovecha la energía cinética del propio viento, que accionará las palas de un molino, transformándose de este modo en energía cinética de rotación. Las palas girarán en torno a su eje, el cual a su vez, por medio de unos engranajes multiplicadores, harán girar a un generador, que será el encargado de transformar esa energía cinética de rotación, en energía eléctrica.
Este principio de aprovechamiento del viento, no es nuevo, ya que es una de las aplicaciones más antiguas de los recursos y fuerzas de la naturaleza, no tenemos más pensar en las velas de los barcos que surcaban el Nilo en el antiguo Egipto, o en épocas más cercanas, como los molinos de viento hacían girar las pesadas ruedas para moler la harina, o en el caso de Holanda, como eran utilizados para drenar, hasta la llegada de la electricidad, los terrenos ganados al mar.
Tanto en el caso de que se trate de una gran instalación de molinos (parques eólicos), o bien las pequeñas instalaciones de pocos kW (mini eólica), tenemos que tener presente que el viento no es sino una masa de aire en movimiento, cuya velocidad se debe a las diferencias de temperaturas provocadas por el calentamiento del sol sobre la masa de aire que envuelve la tierra. Igualmente la orografía que presente el terreno, será uno de los principales condicionantes a la hora de la instalación de este sistema de transformación de energía.
Por todo ello, tenemos que tener muy presente que el viento no es un recurso universal, entendiendo por ello que su distribución no es uniforme y homogénea en el territorio, sino que muy por el contrario, la instalación de estas plantas de generación eléctrica, sea del volumen que sea ( gran eólica o mini eólica ), deberá ser determinada tras unos cálculos y estudios teóricos, así como datos históricos, que aseguren que la zona de implantación, goza de esos vientos que podemos aprovechar y con una fuerza, frecuencia y periodicidad suficientes para la rentabilidad de la instalación.
Los generadores actuales comienzan a producir electricidad con vientos a partir de los 2,5 a 4 m/seg., pero su potencia nominal (aquella que nos marca el fabricante como potencia del aparato) no se consigue hasta tener vientos entre 11 y 15 m/seg. Por otro lado, la energía que extraemos de la total que tiene el viento, es decir, su rendimiento teórico es del 59% (límite teórico de Betz ) aunque en la práctica oscile entorno al 40 – 46%.
La potencia producida está relacionada con el cubo de la velocidad de viento. Así que un error del 3% estimando la velocidad de viento existente, supone un 27% de error en la producción prevista. Todo ello nos hace insistir en la importancia de seleccionar un emplazamiento adecuado, para que la inversión, la obra y el gasto de energía invertido en ejecutar la instalación tenga sentido, y la rentabilidad básica esté cubierta.
La mini-eólica es la utilización de aerogeneradores de menos potencia (unos pocos kW), pero que nos permiten electrificar instalaciones aisladas o bien producir electricidad en instalaciones conectadas a red, de manera análoga a como veíamos en la energía solar fotovoltaica. De igual manera que comentábamos en las instalaciones fotovoltaicas conectadas a red, la normativa que regula la conexión de las instalaciones menores de 100 kW está actualmente en revisión, y se espera que el reglamento que resulte sea las haga más sencillas administrativamente y viables.
Como todos los aprovechamientos energéticos, los parques eólicos, tienen un impacto ambiental, que es necesario evaluar, y minimizar para que asegure el mínimo impacto en la zona de implantación, o su traslado a otras áreas con menor incidencia. En este caso, al ser notoria la afección al paisaje, hace que su implantación sea controvertida, teniendo un fuerte peso el impacto visual frente a otros impactos de la instalación, en la opinión de los ciudadanos.
También se pueden implantar parques eólicos en el mar, instalaciones “Off-Shore” como una posible solución a estos problemas.
Por otro lado, permite aprovechar las corrientes continuas de aire producidas de Mar a Tierra, y de Tierra a Mar, siendo en el mar los vientos más constantes y la masa de aire más densa, con mayor producción.
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