Tan importante como utilizar energías renovables, es hacer un uso razonable y eficiente de la energía. Las mejoras tecnológicas hacen que los aparatos cada vez sean más eficientes, es decir utilicen menos energía para hacer lo mismo. Así pues, revisa la eficiencia de las instalaciones y los electrodomésticos que utilizas. Para poder comparar distintos aparatos te será de utilidad la etiqueta energética.
Su ámbito de aplicación es europeo y constituye una herramienta informativa al servicio de los
compradores de aparatos consumidores de electricidad. Tiene que estar obligatoriamente en cada
electrodoméstico puesto a la
venta.
Los tipos de electrodomésticos que tienen establecido el etiquetado energético son:
- frigoríficos y congeladores
- lavadoras
- lavavajillas
- secadoras
- lavadoras-secadoras
- lámparas domésticas
- horno eléctrico
- aire acondicionado.
La etiqueta energética permite al consumidor conocer de forma rápida la eficiencia energética de
un electrodoméstico.
Las etiquetas tienen una parte común, que hace referencia a la marca, denominación del
aparato y clase de eficiencia energética; y otra parte, que varía de unos electrodomésticos a
otros, y que hace referencia a otras características, según su funcionalidad: por ejemplo, la
capacidad de congelación para frigoríficos o el consumo de agua para lavadoras.
Existen 7 clases de eficiencia identificadas por un código de colores y letras que van desde el color verde y la letra A para los equipos más eficientes, hasta el color rojo y la letra G para los equipos menos eficientes.
La etiqueta energética está regulada a nivel europeo por una amplia normativa. Según la legislación vigente, es obligatorio para el vendedor exhibir la etiqueta de cada modelo de electrodoméstico, así como es obligatorio para el fabricante facilitar al vendedor los valores que evalúan un modelo de electrodoméstico con etiqueta energética.
Es muy importante saber que el consumo de energía de un aparato determinado, para prestaciones similares, puede llegar a ser casi tres veces mayor en los electrodomésticos de la clase G que en los de clase A, y más en clases superiores. Si a eso unimos el hecho de que la mayor parte de los equipos (a excepción de las fuentes de luz) tiene una vida media que supera los diez años, nos encontramos con que el ahorro en la factura eléctrica de los más eficientes (clase A), con respecto a los menos eficientes (clase G), puede superar, dependiendo del tamaño del aparato, los 800 euros a lo largo de su vida útil.
La Etiqueta Energética lleva informando a los consumidores de electrodomésticos desde 1995. Pero los grandes avances tecnológicos producidos desde entonces han hecho necesaria una revisión de esta etiqueta para poder adaptarla a la eficiencia energética más allá de la A actual. Así, comprar un equipo eficiente es, a partir de ahora, más fácil con la nueva Etiqueta Energética de la Unión Europea. Una etiqueta que permite al consumidor identificar de forma más rápida y sencilla la eficiencia energética de un electrodoméstico, basada en una clasificación cuya escala ha crecido hacia arriba con A+, A++ y A+++, haciendo desaparecer las clases inferiores (E,F,G).
Si quieres obtener más información al respecto consulta el folleto "Nuevo etiquetado de electrodomésticos" editado por el IDAE. Podrás encontrarle al final del texto en la sección de enlaces relacionados.
La calificación energética de una vivienda es una información fundamental, para saber que gastos habrá que afrontar en el futuro. En la vivienda, como en general, es importante minimizar el consumo. Si construimos adecuadamente, la demanda de energía se puede reducir entre un 70% y un 90%
Para conseguir esto, hay que aislar eficazmente las fachadas, cubiertas y ventanales, utilizar un diseño compacto, que minimice las pérdidas, aprovechar en cada ubicación la orientación que mejor se adapte al clima de la zona, controlar la ventilación y las fugas de aire en juntas y utilizar materiales sostenibles. www.lacasaqueahorra.org
Para gestionar adecuadamente la demanda y los consumos en edificios e instalaciones, aparece una
nueva figura, la “ empresa de servicios energéticos”. Se trata de una empresa cuyos servicios
consisten en velar por la eficiencia, procurando al cliente reducir su consumo. La empresa de
servicios energéticos, con distintas variantes, obtiene su beneficio del ahorro conseguido, así que
es la principal interesada en obtener de la instalación el mejor rendimiento a un precio razonable.
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